Desde hace casi un año que Aseguramiento de la Calidad se convirtió en Dirección General y múltiples han sido las labores que ha debido llevar a cabo en esta faceta, destacando la revisión y propuesta de actualización de la política institucional en la materia.
Para Paulo Solari, director general de Aseguramiento de la Calidad de la PUCV, “el principal desafío es liderar un trabajo permanente e integrado en la Universidad orientado a cumplir con los más altos estándares de desempeño y desarrollo que nos hemos autoimpuesto y comprometido, en todas las dimensiones del quehacer institucional, como la formación de personas, la investigación, creación e innovación y la vinculación con el medio. Es la forma de asumir nuestra responsabilidad como una de las cinco instituciones de educación superior de referencia en Chile, en virtud del reconocimiento del nivel de excelencia y la acreditación por siete años que nos otorgó la Comisión Nacional de Acreditación en enero de 2022”.
Es así como este plano, se ha estado trabajando en el rediseño del sistema de aseguramiento de la calidad al interior de la Universidad, instancia que contempla básicamente cuatro aspectos integrados e interrelacionados: formación, gestión y gobernanza, investigación y vinculación con el medio.
Una de las áreas en donde se han experimentado notorios y necesarios avances es en formación, donde permanentemente los programas de pre y postgrado participan de distintas instancias de autoevaluación, con o sin fines de acreditación.
De esta forma, lo que se busca con el nuevo sistema implementado es que, en un periodo de tres a cuatro años, todos los programas que componen la oferta formativa de la Universidad hayan pasado por un proceso de autoevaluación, gracias al trabajo conjunto que la Dirección General de Aseguramiento de la Calidad realiza con la Vicerrectoría Académica.
Bajo el permanente acompañamiento y asesoría de profesionales de la Dirección General, es al interior de los propios programas donde se realiza el análisis de información disponible y el posterior proceso de autoevaluación, trabajo que también considera la mirada de un experto externo a la institución.
Sobre esta labor, la vicerrectora Académica, Claudia Mejías explicó que “para garantizar la excelencia de nuestros procesos formativos es esencial monitorear nuestras diversas carreras y programas de postgrado sobre la base de diversos indicadores que están en plena coherencia con nuestro Modelo Educativo y el Plan de Desarrollo Estratégico, de manera de advertir posibles brechas y corregirlas de manera oportuna».
Complementariamente, Paulo Solari agregó que de esta forma, como Universidad estamos avanzando en la implementación de un mecanismo interno de aseguramiento de la calidad de toda nuestra oferta formativa que permita demostrar en base a evidencias que cumplimos con las exigencias de transferencia y equivalencia que impone la ley a través de la muestra intencionada de programas, en el marco de los nuevos lineamientos para los procesos de aseguramiento de la calidad y acreditación institucionales.
Con el informe de autoevaluación final y el plan de mejoras, cada una de las instancias académicas habrá avanzado significativamente en esta experiencia y estará en condiciones de someterse a un proceso de acreditación, aun cuando en la actualidad para nuestra universidad solo son exigibles para los doctorados y las carreras de pedagogía.
Por Juan Pablo Guerra
Dirección de Comunicación Estratégica